El arranque de Peña Nieto


Trece decisiones, 95 compromisos
Dulce María Sauri Riancho

No hay plazo que no se cumpla. El sábado 1 de diciembre dio inicio la presidencia de Enrique Peña Nieto. Aún con el escepticismo cultivado a lo largo de varios cambios sexenales, en que las palabras emocionaron y después vino la decepción, he decidido recetarme unas cucharadas de jarabe de optimismo para abordar el análisis de los primeros pasos del nuevo gobierno.

En el discurso inaugural, el Presidente estableció los “cinco ejes” de su administración. Un México en paz es el primero, con las familias y las personas en el centro de las políticas de seguridad. México incluyente, combatiendo la pobreza y cerrando la enorme brecha de desigualdad; un país con educación de calidad para todos y crecimiento económico suficiente para lograr la prosperidad, son los otros tres ejes, al que se suma el quinto: México, como actor internacional con responsabilidad global.

Hasta aquí no hay nada distinto de otros mensajes inaugurales, pero Peña Nieto “aterrizó” en 13 “Decisiones Presidenciales”, donde detalla la sustancia de sus planteamientos, de los cuales se derivarán acciones concretas en los próximos días, semanas, meses. Las dos primeras tienen que ver con la seguridad; consiste en la creación de un Programa Nacional de Prevención del Delito y el desistimiento del Ejecutivo federal de la controversia que impide la publicación de la Ley de Víctimas aprobada por el Congreso. En el terreno legislativo Peña Nieto comprometió una iniciativa presidencial para que el país tenga un Código Penal único, en vez de los 33 actuales.

La cuarta decisión presidencial guarda semejanza con un programa instrumentado por el presidente Lula, de Brasil. Se trata de una Cruzada Nacional contra el Hambre, a comenzar dentro de los próximos 60 días. La quinta y la sexta tienen que ver con la atención a grupos vulnerables: para las jefas de familia, un seguro de vida; para los adultos mayores de 65 años, pensión universal. Lo más importante de esta determinación presidencial es que será el primer paso hacia la creación del Sistema de Seguridad Social Universal, que ampare a los mexicanos durante todo su ciclo de vida.

El número siete de la suerte se reservó para la Reforma Educativa. Mediante una iniciativa de reforma constitucional, se establecerán las bases para el Servicio Profesional de Carrera Docente, como una manera de garantizar que serán el trabajo y los méritos los únicos componentes en la evaluación y ascenso de los maestros. En voz del Presidente nos enteramos que nadie, ni siquiera la Secretaría de Educación, sabe cuántas escuelas, maestros y alumnos hay realmente en el país, por lo que ordenó la realización de un censo, indispensable para una buena planeación educativa.

Las decisiones ocho y nueve tienen que ver con la infraestructura: carretera, ferroviaria, portuaria, que será impulsada en forma decisiva, con atención especial hacia el Sur de México, la región más rezagada. Anunció también la construcción de trenes de pasajeros, entre los cuales estará el Transpeninsular Yucatán-Quintana Roo.

El número 10 corresponde a las telecomunicaciones, el derecho de acceso a los servicios de banda ancha e internet, que será elevado a rango constitucional y, en forma paralela, se licitarán dos cadenas de televisión abierta y se generará mayor competencia en telefonía, internet, radio y televisión. En la decisión 11, Peña Nieto se compromete a encontrar “una solución inmediata” al grave endeudamiento en que han incurrido estados y municipios, mediante una iniciativa de Ley que lo corrija e impida en el futuro.

A las finanzas públicas corresponden las dos últimas decisiones, la 12, que es el compromiso de “cero déficit presupuestal” para el Paquete Económico 2013 y la 13, que consiste en racionalizar el gasto corriente. Ahora tendrán los nuevos funcionarios de Hacienda la difícil tarea de hacer el “milagro de los panes y los peces”, pues sin cobrar nuevos impuestos tienen que suministrar recursos a los nuevos programas comprometidos por el Presidente.

Otro reto de estas 13 Decisiones tiene que ver con el Congreso de la Unión. El Presidente anunció, al menos, tres reformas constitucionales e igual número de nuevas leyes. Tendrá que haber una intensa negociación política entre el Ejecutivo y el poder Legislativo para que las 13 Decisiones no queden empantanadas en los procedimientos parlamentarios.

El 2 de diciembre se suscribió el Pacto por México por los tres partidos políticos más grandes -PRI, PAN, PRD- y el Presidente de la República. Contiene la friolera de ¡95! compromisos adoptados para impulsar cinco grandes acuerdos. En palabras del secretario de Gobernación, se trata de poner un coto a “… La creciente influencia de poderes fácticos (que) frecuentemente reta la vida institucional del País y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado mexicano…”. Todo hace suponer que se refiere a las grandes televisoras y empresas de telecomunicaciones -Televisa, Azteca, Telmex-, así como a los sindicatos magisteriales, SNTE de la maestra Elba Esther y la Coordinadora, de su disidencia. Hay un acuerdo por la Transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción, que a la vez se desglosa en compromisos concretos.

Como verán, amigos lectores, hay ingredientes para el jarabe de optimismo. Pero mi pócima tiene fecha de caducidad: terminará en 2013, cuando las 13 Decisiones presidenciales se hayan ejecutado o, de nuevo, las haya enterrado en mi panteón particular de las desilusiones.- Mérida, Yucatán.

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