El IFE se faja el fustán: a cumplir la ley de cuotas

Dulce María Sauri Riancho

"... O cumplen los partidos con la cuota de género o perderán registro: IFE...". Esta contundente frase era la nota principal de una compañía de teléfonos celulares que todas las noches envía mensajes a sus abonados. ¿Qué hicieron los partidos y las coaliciones que se aprestan a iniciar su campaña electoral el próximo viernes 30 para recibir una advertencia de esta magnitud?

En 1953, después de múltiples regateos y temores, la Constitución federal acogió el derecho político fundamental que es el voto para las mujeres. Al paso de los años, a cuentagotas fue incrementándose la presencia de mujeres en las cámaras de Diputados y Senadores. La inercia no era suficiente para garantizar la plena participación de la mitad de la población en decisiones que afectan a todos los ciudadanos.

Para acelerar el paso de las mujeres en la política se implantó una medida de "acción afirmativa" que tan buenos resultados había dado en distintas regiones del mundo, incluyendo Estados Unidos, para incorporar masivamente a grupos que hasta entonces habían estado segregados de las oportunidades educativas, laborales y de participación política. De esta acción se derivan las "cuotas de género", que consisten en hacer obligatoria la participación de determinado número de mujeres en los órganos de decisión, en forma significativa, en el Poder Legislativo, tanto federal como en los estados. Para lograrlo, se hizo obligatorio a nivel federal que los partidos registraran, cuando menos, el 30% de candidaturas de mujeres, que se elevó al 40% en la reforma electoral de 2007.

Cabe señalar que todas estas reformas fueron aprobadas por los partidos políticos y los legisladores -diputados y senadores- casi por unanimidad (hubo algunas abstenciones y salidas al baño para no votar). Desde luego, no era "políticamente correcto" oponerse a una disposición de este tipo, aunque en su fuero interno muchos de los que la aprobaron ya estaban desde ese mismo momento pensando cómo "darle la vuelta".

No tuvieron que esforzarse en demasía. En 2009 el IFE aplicó una curiosa interpretación de la obligación de ley de inscribir no más del 40% de personas de un mismo sexo para las candidaturas. Decidió el árbitro electoral que ese porcentaje sólo se aplicara sobre las 200 personas de la lista plurinominal, en tanto que los de mayoría relativa en los 300 distritos no contaría si los candidatos de los partidos políticos surgían de un "proceso democrático" de elección interna. ¡Como si hubiera de otra!

Pero también aparecieron las Juanitas, apodo que la voz popular le puso a las mujeres que pidieron licencia a su curul de diputadas para ser sustituidas por sus suplentes hombres. Los partidos las inscribieron y cumplieron el requisito formal; ellas renunciaron y los varones asumieron el cargo, así fuera por la puerta trasera. Y todos contentos. Menos el principio de igualdad y el respeto a la Ley. Por esta razón, desde el inicio del proceso electoral 2012, en los últimos meses de 2011, los partidos comenzaron ante el IFE sus "consultas" sobre la aplicación del porcentaje, para que éste les confirmara que, igual que 2009, que sólo tenían que aplicarlo en las candidaturas de representación proporcional.

Oficios y circulares se intercambiaron, hasta que un grupo de ciudadanas, militantes de los partidos, decidió interponer un recurso (Juicio de Protección de Derechos Políticos) ante el Tribunal Electoral Federal (Trife). Y este órgano jurisdiccional resolvió con contundencia que los partidos tienen que cumplir la Ley, que están obligados a presentar cada uno de ellos 120 candidatas de 300 de mayoría y 80 candidatas en sus listas de representación proporcional en la Cámara de Diputados. En la de Senadores tendrá que haber 52 mujeres, 26 y 26. Desde luego, todas propietarias.

Las coaliciones PRI-Verde y PRD-PT-MC, así como el PAN, declararon esta norma de "imposible cumplimiento", que afectarían derechos de sus afiliados del sexo masculino que habían ganado la candidatura, que no hubo mujeres que quisieran inscribirse, que ellas no desean participar porque prefieren quedarse en su casa, entre otras cuentas del "rosario" de justificaciones. El plazo del registro se vence el 30 de este mes. Ante la inminencia, el pánico embargó a los partidos. Cuarto para las 12 están intentando cambiar las listas. A regañadientes, el IFE se fajó el fustán. Amenaza a los partidos con no registrar a sus candidatos si no cumplen la "cuota". Y hasta menciona la máxima sanción: no registrarlos, lo que impediría a esos partidos competir en la elección de diputados y senadores. Llevados al extremo, también estarían impedidos de participar en la elección presidencial. Entonces, un impensable escenario se materializaría: Gabriel Quadri ganaría por default, porque el partido que lo postula, el Panal, es el único que hasta el momento ha cumplido.

Habrá quien se pregunte si vale la pena todo este esfuerzo para incrementar la participación femenina. Hay dos consideraciones para dar una respuesta afirmativa. Una, porque las mujeres necesitan participar en condiciones de igualdad con los hombres; venimos de muy atrás, tenemos que ir más rápido. Dos, porque la "cuota" está en la Ley y en un Estado de Derecho hay que cumplirla. Si no les gusta a los partidos, que intenten cambiarla en la próxima legislatura. A ver qué pasa.- Mérida, Yucatán.

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