Mujeres en el gobierno. La quinta candidata

Dulce María Sauri Riancho

Josefina Vázquez Mota es la quinta mujer que aspira a la Presidencia de la República. Hace 24 años Rosario Ibarra de Piedra fue la primera. Seis años después, en 1994, Marcela Lombardo y Cecilia Soto fueron candidatas del hoy desaparecido PPS y del Partido del Trabajo (PT), que gracias al buen desempeño de Cecilia obtuvo su registro entonces, mismo que hasta la fecha conserva. No fue sino 12 años más tarde, en 2006, cuando otra mujer, Patricia Mercado, fue postulada por el partido Alternativa Social Demócrata y Campesina. De nuevo una candidatura femenina permitió al partido que la presentó ganar curules en la Cámara de Diputados.

La presencia de mujeres senadoras y diputadas es cada vez más frecuente. Sin duda las llamadas "medidas de acción afirmativa" mediante "cuotas de género" han ayudado a abrir oportunidades de participación para quienes hasta hace menos de 60 años ni siquiera tenían el derecho ciudadano fundamental de votar.

Pero el Poder Ejecutivo es "harina de otro costal". Las mujeres presidentas municipales aún son muy pocas y en los gobiernos de los estados, desde 1917 hasta la fecha, sólo seis hemos sido gobernadoras. (Por cierto, Yucatán es la única entidad de la república que ha tenido dos mujeres titulares del Ejecutivo). Tal vez estas resistencias están vinculadas a que en el gobierno de un estado o de la república sólo hay una persona responsable de las acciones del Poder Ejecutivo en su conjunto. Distinto, por cierto, al caso del Poder Legislativo o incluso del propio Poder Judicial, donde la conducción y las decisiones se asumen colegiadamente. Parece que siendo varios los integrantes es menos difícil resignarse a perder algunos espacios políticos para "dárselos a las mujeres".

Los cambios sociales han borrado las fronteras entre las funciones de los hombres y las mujeres. Cada vez hay un mayor número de hogares con jefatura femenina, lo que significa que ella -madre, hija o en algunos casos esposa- es la encargada de llevar dinero a la casa para el sostén familiar. Por otro lado, los hombres, en especial los más jóvenes, comparten crecientemente las responsabilidades domésticas y la crianza de los hijos.

Esta transformación de los valores y las pautas de conducta todavía no es completa. Y donde se muestra con mayor claridad es en la vida pública y muy particularmente, en la representación popular. Existe la creencia de que las mujeres hacemos de la vida política una extensión del hogar. Así, las diputadas y senadoras participan en las comisiones más directamente vinculadas a la supuesta experiencia femenina, como las de Educación, Salud y Alimentación, y muy poco en las complejas comisiones de Presupuesto, de Hacienda, Seguridad y Fuerzas Armadas. A las gobernadoras se les considera responsables de los ciudadanos como si fueran sus propios hijos, aunque no los tengan y, por tanto, carezcan de la experiencia directa de su crianza. Una vez más, las ideas preconcebidas de los papeles distintos de mujeres y hombres reparten responsabilidades diferentes entre las y los políticos; las expectativas son distintas; los juicios previos (o prejuicios), también.

Decía Margaret Thatcher que "cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa, está muy cerca de entender los de llevar un país...". Creo que es correcto, porque cuando una mujer gobierna lo hace desde su condición femenina, con una visión del mundo y una jerarquía de los asuntos que tiene que ver con su experiencia de género. Esta aportación es la que enriquece la vida pública y abre el abanico de las opciones políticas.

La singularidad de Josefina Vázquez Mota está en que ella será la primera mujer candidata a la Presidencia de la República de una de las tres grandes fuerzas políticas del país. Cualquiera de los tres partidos -PRI, PAN, PRD- puede ganar el 1 de julio. Y Vázquez Mota es, además, candidata del partido en el gobierno, lo cual aparenta ser una ventaja, pero también será una carga difícil de sobrellevar.

A la opción partidista del 1 de julio se le ha incorporado la opción de género. No creo que los ciudadanos voten por los candidatos guiados sólo por su condición de mujer, o de guapo o de "amoroso". Son sus trayectorias de vida, la pública y la privada, las que avalarán la calidad de sus promesas y su capacidad para cumplirlas. Los ciudadanos no somos hijos en busca de protección; somos personas que demandan su derecho a construir y ejercer una ciudadanía plena, sea hombre o mujer quien nos gobierne.

Como integrante del PRI, sólo lamento que no haya sido mi partido el que haya dado este primer gran paso para romper el llamado "techo de cristal" y postulado a una mujer a la Presidencia de la República. A través de ese vidrio translúcido se vislumbra la silla presidencial, tan cerca y a la vez tan lejos. Para las mujeres aún hay muchos obstáculos, políticos y de género. Pero ¿cuándo ha sido fácil para nosotras?- Mérida, Yucatán.

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