Política peninsular: sorpresas y novedades

Dulce María Sauri Riancho

Hubo novedades y sorpresas en la política el pasado fin de semana. En el ámbito nacional, el rompimiento del convenio de coalición entre el PRI y Nueva Alianza (más conocido como Panal) trajo consigo la redefinición de varias candidaturas al Senado y, desde luego, la necesidad del partido de la maestra Elba Esther Gordillo para postular candidato propio a la Presidencia de la República.

El PRI conserva como aliado electoral al Partido Verde, con el cual se dividirá las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados. Al PRI de Yucatán estos cambios no le afectan, ya que aquí no había distritos ni escaños reservados a alguno de los otros dos partidos. No así a nuestros vecinos de Quintana Roo, pues en la parte que le correspondió al PVEM se incluyó la primera posición a la cámara alta para quien fue hasta hace pocos meses su presidente, Jorge Emilio González, más conocido como el "Niño Verde". Supongo que cumple éste el requisito de acreditar residencia en los últimos cinco años en Cancún que, desde luego, va más allá de ser dueño de uno o varios departamentos vacacionales en la ciudad. Además, la segunda parte de la fórmula es el ex gobernador Félix González, oriundo de Cozumel, por lo que los priistas del sur de Quintana Roo se quedaron, una vez más, sin voz propia en la próxima contienda y, tal vez, en las dos próximas legislaturas por lo que al Senado corresponde.

La candidatura al Senado de una persona que no vive en el estado sería un precedente muy delicado para todas aquellas entidades de la república que tienen una fuerte presencia de turistas y de vecinos "de fin de semana". En tiempos pasados fue el caso de Guerrero con Acapulco; de Baja California Sur, con Los Cabos, y de Morelos, donde Cuernavaca ha sido tradicional lugar de descanso para numerosos políticos de la ciudad de México, algunos de los cuales aspiraron a gobernar la entidad. Por eso en estos estados vulnerables al "turismo político" se han intentado reformas de ley para establecer requisitos de residencia por un plazo prolongado a todo inmigrado que aspire a un cargo de elección. Algunas veces se les ha "pasado la mano" a los legisladores, que han recibido la corrección de sus excesos por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Otra razón para la sorpresa en el caso del PRI quintanarroense es que el Congreso del Estado, de mayoría priista, intentó no hace mucho poner un severo "candado" de años de residencia para ser candidato al gobierno local. Ahora, la política de coaliciones les receta a un candidato fuereño que bien podría ser parte de la lista nacional al Senado sin problema alguno, ni para el PRI de Quintana Roo ni para él.

La sorpresa en la política local fue el triunfo de Renán Barrera en la contienda interna del PAN por la candidatura a la alcaldía de Mérida. Parecía que la senadora Zavala se impondría con relativa facilidad; había incluso renunciado a su aspiración inicial a la candidatura al gobierno del estado para concentrarse en la alcaldía de la capital. Sin embargo, la mayoría panista decidió por un joven que -eso sí- se ha fraguado al "fuego lento" de la experiencia, primero como regidor, después como diputado local. Serán entonces dos personas menores de 37 años las que encabezarán al PRI y al PAN en la elección del próximo Ayuntamiento de Mérida. Jóvenes, sí, pero con trayectoria; ambos han sido regidores; los dos cuentan con estructura partidista que sostendrá su trabajo político. Ninguno ignora que la simple ostentación de su juventud no les traerá automáticas simpatías; quizá hasta les reste apoyos en algunos sectores, escamados ante los resultados del gobierno saliente. Por eso las propuestas tienen que ser frescas, pero sólidas; las iniciativas, con imaginación, pero con el realismo que les da su experiencia.

Nerio recogerá lo sembrado por la alcaldesa con licencia, hoy primer lugar en la fórmula del PRI al Senado. Renán encontrará la división y la desesperanza entre los cuadros panistas afectados por las sucesivas derrotas desde 2007. Ni uno ni otro tiene el camino fácil hacia el triunfo el 1 de julio. Los dos saben que la percepción ciudadana sobre su capacidad para separar el trigo limpio de la cizaña será fundamental: en las obras y programas públicos, en los colaboradores de sus campañas, en los compromisos que asuman para realizarlas.

Otras novedades y sorpresas nos depara el arcón de la política en las semanas por venir. Quien piense que todo está resuelto corre el riesgo de equivocarse y, si es candidato, de perder. Ni los errores de gobierno -federal, estatal, municipal- le dan el triunfo automático a los opositores, ni el apoyo incondicional de los funcionarios gubernamentales podrá vencer por sí mismo a sus adversarios. La ciudadanía cuenta cada vez más: su opinión, sus puntos de vista. Ojalá no lo olviden.- Mérida, Yucatán.

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