Ahora todos observan

Dos caminos, un destino

Columna publicada el día 13 de enero en el Diario de Yucatán, Dulce María.

Los partidos políticos, sus precandidatos y militantes se encuentran muy ocupados con sus procesos internos. Desde 2007, esta etapa que se denomina “precampaña” está regulada por la ley. El Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (Ipepac) es el responsable de velar por su correcto cumplimiento.

Tiempo para realizar las actividades de precampaña, tope del dinero que se puede gastar, normas de publicidad y propaganda, supervisión y entrega de cuentas son algunos de los principales requisitos formales que los partidos tienen que cumplir.

Pero la realidad es otra. “Más vale pedir perdón (pagar multas simbólicas) que pedir permiso (gastar sólo lo autorizado)”, parece ser la forma de actuar de las dirigencias partidistas, significativamente el PRI y el PAN, al menos en procesos pasados. Así, hemos asistido a todo tipo de excesos sin que pase absolutamente nada. No éramos escépticos, nos han hecho así las autoridades electorales con su tibieza y sus titubeos a la hora de actuar.

Aunque es la etapa de proselitismo en el interior de los partidos y entre sus militantes, los nombres de Angélica, Beatriz y Salvador se escuchan insistentemente. Espectaculares y “medallones” de los autobuses nos muestran los rostros de los “precandidatos-candidatos” del PRI y algunos —muy pocos— las imágenes de los panistas. El PRD hasta ahora ha guardado un discreto silencio en la incipiente guerra mediática. Los ciudadanos comienzan a prestar atención.

¿Por qué hablar de lo que sucede en el interior de los partidos? Porque marca pautas de conducta, tanto de la organización como de quienes serán candidatos y de los que no lo logren. Porque muestra ante la sociedad la capacidad de construir acuerdos internos, de “jugar limpio”; porque habla de las formas para solucionar diferencias. Bien lo sabemos los yucatecos: la consecuencia de la ruptura en el PAN por su cuestionada elección de candidato a gobernador abrió la puerta al triunfo del PRI en 2007.

En 2010 el PRI eligió el camino de la negociación interna. Con sus encuestas, buscó convencer a los aspirantes menos favorecidos para que declinaran a favor del más popular o de quien tenía la simpatía de la cúpula partidista. Las lágrimas y los sinsabores se vivieron en silencio. La prueba de la eficacia de esta estrategia fue el registro del 3 de enero: sólo una o uno por cada uno de los 106 municipios y los 15 distritos.

En consecuencia, las precampañas para el PRI se realizan con candidatos únicos, seguros de que ellos serán registrados en las fechas previstas. Así, el dinero de esta etapa se invierte como avance de la campaña futura. Serán los mismos rostros, los mismos emblemas, aunque tengan que ser retirados durante un mes más o menos, para poder cumplir la ley; son los mismos que veremos en los 60 días de campaña, hasta el 12 de mayo.

El camino que eligió el PAN fue el de la elección interna, con la participación de sus militantes y adherentes. Abierto el registro, en varios distritos y municipios hay más de un precandidato. Significativamente en Mérida, donde todo parecía indicar el registro único de la senadora de mayoría, surgió la figura de un joven prácticamente desconocido. Habrá contienda real, con los resultados imprevisibles a los que nos han acostumbrado las convenciones panistas.

Después del descalabro electoral de 2007 y los malos resultados de 2009 en todo el estado, principalmente en Mérida, el PAN está obligado a emplearse a fondo si quiere competir con posibilidades de triunfo en mayo. Congruentes con su pasado, decidieron abrir la competencia interna. Creo que era su único camino, en busca de un reencuentro con la ciudadanía decepcionada que confió en el PAN porque lo creyó “diferente”.

Mientras, ha surgido un interesante movimiento ciudadano. Convocados por la Fundación Plan Estratégico de Mérida, instituciones educativas y culturales, agrupaciones empresariales y profesionales, autoridades de los tres niveles de gobierno, así como personas interesadas en aportar su opinión y experiencia, podrán contribuir a perfilar “... la Mérida que merecemos y queremos tener...” a través de una serie de foros que comenzaron el lunes pasado.

Bajo el lema “Mérida, cómo te quiero”, la candidata del PRI dio inicio a la participación ciudadana para definir cómo desea ver a la ciudad. En el ámbito partidista o en la iniciativa ciudadana, lo importante será que las propuestas realmente permeen la actuación de las futuras autoridades, aunque éstas sólo tendrán el breve tiempo de dos años cuatro meses para cumplir sus compromisos.

El triunfo o el fracaso electoral calificarán el camino elegido por los partidos para sus procesos internos. Que no se les olvide: quien siembra vientos, cosecha tempestades. Aunque sea dos años después.— Mérida, Yucatán.

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