Camino al siglo XXI

Para salir de la exclusión.

Columna publicada en el Diario de Yucatán
Dulce María

Entre el 1 y el 2 de octubre se realizará en Mérida el Foro Mundial de Logística organizado por la UADY, el gobierno del Estado y diversas agrupaciones empresariales, como la Cámara Nacional de la Industria de Electrónica, Telecomunicaciones e Información (Canieti) y el Centro Ejecutivo de Logística (Celogis).

Para la mayoría de los yucatecos quizá pase inadvertida esta reunión, concentrados unos en el delicado debate sobre el megacrédito y encantados otros por los concursos nacionales de belleza y la grabación de la telenovela “Sortilegio”. Además, por el nombre, puede parecer que logística es asunto de militares, que nada tiene que ver con las actividades económicas y mucho menos con la economía de nuestros hogares. Sin embargo, Logística es el conjunto de medios y métodos para la distribución óptima de los productos y los servicios, y para el desplazamiento de las personas.

Para el país en su conjunto, la logística es fundamental para competir con otras naciones en condiciones de igualdad. Para Yucatán es vital para entender y aplicar la estrategia que permita al estado “ponerse en el mapa” del mundo actual. La organización, el precio y la disponibilidad del transporte y de las comunicaciones hacen posible competir exitosamente o de plano quedar excluidos de la nueva economía.

Hasta ahora, todo apunta a la exclusión de Yucatán. La supuesta o real lejanía de las zonas donde se producen los insumos —acero, productos químicos, telas e hilos, granos básicos como maíz y sorgo, entre otros— nos ha marginado de ser considerados para la ubicación de una planta armadora de automóviles, por ejemplo. Los productos de consumo que ofrecen las cadenas nacionales de tiendas departamentales y supermercados tienen un sobreprecio en Mérida, el precio de operaciones de la carga en contenedores es mayor que en otras terminales portuarias, como la de Seybaplaya. Cuesta mucho más volar a Mérida desde Miami, o Nueva York o incluso de la ciudad de México, que hacerlo a Cancún, además de las escalas y las horas de espera en los aeropuertos que desalientan a posibles inversionistas y a turistas de llegar a visitarnos.

Las deficiencias en la logística afectan también directamente a miles de yucatecos en su ingreso y en su tiempo. Me refiero al costo del transporte de pasajeros desde el lugar de residencia hasta su centro de trabajo, de estudios o sencillamente para hacer las compras del hogar.

Abatir las deficiencias de logística para que fluyan a tiempo y barato los servicios y las mercancías demanda ciertamente obras materiales, infraestructura nueva, pero principalmente requiere decisiones políticas para corregir vicios y desviaciones, para superar intereses sectarios o de grupo y para multiplicar oportunidades para las empresas y las personas.

Por ejemplo, construir la espuela de ferrocarril para la Terminal remota del Puerto de Altura de Progreso significaría reducir el costo de maniobra de la carga y disminuir el tiempo de los barcos atracados, lo que se traduciría en mayor posibilidad de llegar a tiempo y a precios competitivos al mercado.

Sin utilizar eufemismos (que pueden sonar bien) o medias verdades, debemos enfrentar la virtual inexistencia del transporte ferroviario y la reducción de las alternativas de comunicación aérea directa con Estados Unidos y Centroamérica. Mientras no haya capacidad para garantizar la operación diaria —o con la mayor frecuencia posible— de vuelos directos desde los principales destinos de la Unión Americana y con los países de Centroamérica, perderá viabilidad cualquier propuesta para incrementar el turismo, la inversión externa y las exportaciones.

Aún está pendiente la entrega del programa integral de reestructuración del transporte que el gobierno del Estado comprometió ante la Comisión del Pacto Económico por Yucatán. Espero que incluya una visión moderna, de avanzada, con soluciones que acerquen al estado y particularmente a Mérida, al siglo XXI. ¿Por qué no pensar en un metrobús que le dé la vuelta a los más de 50 kilómetros del Periférico, con sus correspondientes estaciones de transbordo hacia el centro de Mérida o a los municipios circunvecinos de Kanasín, Conkal, Umán, Ucú, Progreso? ¿Qué impide hacer realidad los tantas veces anunciados boletos electrónicos para pagar el autobús, cuyo precio incluya la posibilidad de transbordo con otras rutas dentro de cierto tiempo y con costo reducido? No son sueños, y si así lo fueran, ¿no es Yucatán el lugar donde los sueños se hacen realidad?— Mérida, Yucatán.

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